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El día del Libro

ABRIL Y LAS PARTIDAS EXPLÍCITAS

Julio Yovera

Publicado: 2016-04-27



Miguel de Cervantes Saavedra es el hombre que culmina un camino y abre otro. Su pluma como novelista tiene el mérito de haber cerrado el ciclo de las novelas de caballería, que desde los inicios de la edad media narraba la vida de los caballeros andantes, quienes por un ideal se lanzaban por los caminos del señor en busca de aventuras.

Con Cervantes, la novela de caballería se convierte en una simbiosis genial y sencilla. Por primera vez un caballero es acompañado de un escudero humilde; y, entre ambos, la frescura de la vida cotidiana se une a la pureza de los ideales. Esa visión práctica de la vida y esa perspectiva de grandeza histórica, se equilibran. Nunca una pareja del mismo género estuvo tan bien complementada.

El mes de abril, que algunos llaman el mes de las letras para hacer referencia que los hombres de pluma en ristre, la frase quedó anticuada y la reemplazamos por la de computadora insomne, se van con sus sueños a otras dimensiones.

Digamos, que fueron tres los grandes que confirma esa tradición de que los escritores se van en abril.

El 23 de abril de 1616, además de Miguel de Cervantes, partieron también William Shakespeare y Garcilaso Inca de la Vega. El mensaje que nos dieron fue la humanidad tomara conciencia que si algo existe que globalice en su dimensión anímica y verbal, independientemente de sus raíces y fonemas, de su semántica y morfología, ese algo es el lenguaje.

Entre nosotros, los dos hitos del pensamiento peruano – universal, que nos dejaron en abril fueron: José Carlos Mariátegui La Chira, ensayista y político revolucionario y César Abraham Vallejo Mendoza, poeta y militante de la vida. Parafraseando al poeta Juan Gonzalo Rose diremos que se marcharon cuando aún sus vidas daban buenos frutos. Y, pese a sus muertes tempranas, nos dejaron abierta una ruta para investigar, explorar y transformar el Perú.

Otros geniales y fecundos creadores como Jorge Manrique, Alejandro Carpentier, Rómulo Gallegos, Gabriela Mistral, Kahlil Gibran, Ernesto Sábato, Gabriel García Márquez, entre otros más, eligieron abril para irse en paz de este mundo.

Nada más trascendente que tener un hijo, sembrar un árbol y escribir y publicar un libro; si más de uno, mejor. Al final, no importa que los escritores tengan que acomodar su alma y marcharse. Lo valioso es que modelen el alma, aren el pensamiento y dejen huella. Y es que una vez que leemos un libro de valor, ya no somos los mismos.

En nuestro caso, es recurrente la acción de don Quijote, que ve en los molinos de viento un ser monstruoso, y la emprende contra éste porque quiere acabar con las sombras del mal y por eso decide enfrentarlo. Termina maltrecho pero gozoso.

El molino de viento ¿no es acaso el enemigo que se anuncia, no digo como modo de producción sino como sistema? ¿Esta trituradora no era la forma embrionaria de la máquina?

En fin, abril es el mes de las letras. Quizá Eliot, el autor de Tierra Baldía lo sabía y por eso su poemario, desgarrador y sublime, alude al mes de Abril como “el más cruel”. Como sabemos este opus, junto al Ulises de Joyce y Trilce de Vallejo, son los tres inmensos libros que se publicaron en el mundo en 1923.

Abril el mes más cruel por lo que nos quita.

Abril el mes más amoroso por lo que nos deja. No en vano se le denominado a esta efeméride, Día Internacional del Libro.


Escrito por

Julio Yovera

Natural de Catacaos, Perú. Es docente investigador en temas de educación, cultura y literatura Ha publicado libros de poesía. Ama la vida.


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