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foto ttomada del diario la república

LA CRISIS DE LA EDUCACIÓN

Publicado: 2016-07-04



En una sociedad abatida por una crisis integral, la educación no es la excepción. Por más medidas paliativas que las autoridades han dado, los fracasos han estado anunciados. Se ha perdido el rumbo y eso de por sí explica el bajo nivel de calidad del sistema educativo y que la brecha entre propósitos trazados con objetivos y metas logrados, sea cada vez mayor.

El mal es histórico, integral y estructural. Histórico porque –pareciera redundante decirlo-, la educación, desde el momento en que se interrumpió el proceso de desarrollo autónomo y se impuso una dominación foránea, fue siempre colonial y colonizadora.

Mariátegui señaló que los sistemas y modelos obedecieron a los intereses de los sectores dominantes de España. Lograda la independencia, en 1821, la casta criolla “dirigente” no pudo articular un proyecto nacional de desarrollo, esto pese al esfuerzo de algunos patriotas, que insistieron en la necesidad de construir la nación peruana y que ésta no excluyera a los sectores étnicos y culturales nativos.

Lograda la independencia, se configuró un orden semicolonial. La educación fue diseñada, en términos teóricos, cognitivos y de gestión, bajo una fuerte influencia francesa, primero, y, posteriormente, norteamericana. Los programas y sistemas educativos no reflejaron la realidad del Perú y se preocuparon por formar ciudadanos orgullosos de su identidad y capacidad para crear ciencia y tecnología.

La constante de las diversas propuestas educativos ha sido tan desacertada como la política, la economía y la cultura, que impusieron los diversos regímenes. Es verdad que en algunos momentos se dieron cambios; pero fueron o improvisadas o socavados. Solo con la experiencia del general Juan Velasco, a finales de los 60s e inicios de los 70s, se propuso una reforma educativa que reconocía la compleja vastedad cultural; la ausencia de una relación entre estructura productiva y educación; el atraso educativo y cultural del país; y el archipiélago de etnias y lenguas. Recién, de manera oficial, nos reconocimos como una sociedad pluricultural multiétnica y multilingüe.

Se visionó desde el Estado dos variables: dominación foránea e interna y dependencia y servidumbre. La educación por primera vez abordó este problema. Cuando desde el interior del gobierno se derrocó a Velasco, se desmanteló todo lo avanzado. Se inició entonces un reacomodo de los sectores conservadores. La educación volvió a ser una actividad de espaldas a los anhelos de cambio que existían en el país.

Los maestros, a lo largo de toda la vida republicana no tuvieron participación en ninguna instancia del Estado, ni siquiera en los asuntos de educación. Sin embargo, hubieron casos como los de Elvira García, Teresa González de Fanning, José Antonio Encinas, le dieron coherencia a la relación: educación y realidad nacional. Pero, era insuficiente; más si actuaban al margen del Estado.

En los últimos treinta años, coincidiendo con la aplicación del modelo neoliberal, la crisis de la educación se ha acentuado. Responsable político de esta desgracia es Alberto Fujimori. Lo irónico de este periodo fue que, paradójicamente, hubo quienes señalaron que el Perú ingresaba a la “excelencia” educativa.

La “modernización” se asumió como sinónimo de impulso en la construcción de los locales de las instituciones educativas, pero no en la formulación de una propuesta que fijara los lineamientos de una educación sostenida y cohesionada con la compleja realidad del país y con la necesidad de darle a los docentes mejoras sustantivas, no solo económica sino también referidas a su formación científica, académico profesional, incluyendo el aspecto didáctico y metodológico.

En el 2003 la educación fue declarada en emergencia, pero, no se trazó ningún plan serio para enfrentar esta emergencia. Para José Rivero, a quien rendimos homenaje en estas fechas, la crisis de la educación se puede identificar desde las siguientes aristas: deterioro magisterial, escaso financiamiento, problemas de gestión y organización del sistema educativo público.

Señalaba Rivero: “En el primer estudio regional comparativo desarrollado por la UNESCO entre 1997 – 1998, el gobierno del Perú fue el único de los trece países participantes que no publicó sus resultados”.

Pero, ¿por qué una decisión de esta naturaleza?, porque ocupábamos los últimos lugares en los resultados de las pruebas aplicadas, precisamente en los momentos de embriaguez fujimorista.

Todos los análisis más o menos serios, incluyendo el que elaboró en 1993, las agencias internacionales como PNUD, GTZ, BM, UNESCO (COREAL) llegaron a la conclusión que no obstante “el alto índice de acceso a la cobertura educativa su calidad era crítica”.

Se concluía en lo que ya algunos estudiosos y organizaciones especializadas, incluyendo al gremio magisterial, el SUTEP, habían formulado. La crisis de nuestra educación tiene que ver con hechos que trascienden los ámbitos del aula.

La crisis de la educación tiene que ver con: “la ausencia de un Proyecto Nacional de Educación; carencia de inversión en el sector; democracia rígida unida a un exceso y superposición de normas y procedimientos de gestión administrativa y financiero sobre pedagogía; falta de idoneidad del currículo básico (no se tenía en cuenta el carácter heterogéneo que debe tener nuestra educación); carencia de material educativo pertinente (las editoriales no conocen la realidad ni tampoco la especialidad; deterioro y falta de infraestructura y mobiliario escolar”.

Se creó entonces un programa de mejoramiento educativo que terminó en el más rotundo fracaso. Y es que ninguna política y propuesta saldrá adelante en tanto este modelo económico persista.

Nos permitimos formular las siguientes preguntas: ¿podría funcionar una educación para la formación ciudadana, en una sociedad autoritaria, que tiene como norma y como cultura, ejecutar sin consultar a nadie, ni siquiera a los maestros?

¿Una clase social dominante como la que gobierna el país, que no tiene la cultura de la planificación, estará en condiciones de levantar propuestas de mediano y largo plazo?

¿Si se persiste en un modelo exclusivamente extractivista, se podrá incentivar e impulsar una educación que priorice desde el nivel básico, la investigación para el impulso y desarrollo de la ciencia?

¿Si los grupos de poder se han hecho más hegemónicos amparados con actos de corrupción, inmoralidad y narcotráfico, estarán interesados en sentar las bases para la puesta en marcha de una educación en valores?

¿Si se desprecia a nuestras culturales ancestrales en sectores supuestamente “cultos” pero atollados de prejuicios e ignorancia, podrá hacerse viable una educación inclusiva?

Sobre estos temas nada se dice. Y por eso son temas hasta ahora no resueltos en la educación del país. En muchos otros aspectos, el grave problema que se tiene es el siguiente: la educación no es asumida como la principal inversión social y económica que el país debe emprender.

Hace poco Chiroque escribía lo siguiente: en el 2014, la gestión actual del Ministerio de Educación devolvió al Tesoro Público el 14.6% de su presupuesto. ¿Tiene explicación lógica esto? No hay ninguna explicación, excepto que las direcciones encargadas de invertir no conocen el sector.

Mientras la educación pública se acerca al hoyo, la educación privada sigue ampliando su cobertura de servicio. De seguir esa tendencia, en un breve tiempo más, la educación pública será una modalidad en extinción. Las cifras existentes, más categóricas que cualquier otro argumento lo confirman.

Referencias:

http://cippec.org/mapeal/wp-content/uploads/2014/05/La-Educaci%C3%B3n-Peruana-crisis-y-posibilidades.pdf

http://schiroque.blogspot.com/2015/02/quo-vadis-educacion-peruana-2015.html


Escrito por

Julio Yovera

Natural de Catacaos, Perú. Es docente investigador en temas de educación, cultura y literatura Ha publicado libros de poesía. Ama la vida.


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