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UNA BREVE APRECIACIÓN DE LA APEC

Publicado: 2016-11-21



La Reunión de Jefes de Estado de 21 sociedades, que tienen como característica común ser parte del Pacífico, y que se conoce como APEC (Foro Económico del Pacífico), fue el acto más divulgado por la prensa nacional e internacional.

Aun así, en la mente de la gente de la calle, de los trabajadores, empleados y desempleados, lo que queda de estos días fue el descanso como consecuencia de un feriado largo, que se utilizó de acuerdo a las posibilidades de cada quién. No he encontrado hasta ahora en los medio antisistema, una nota que analice de manera crítica lo que fue la APEC. Lamentable.

La APEC tiene un peso económico y político que no hay que subestimar. Según algunas fuentes especializadas, hacia el 2014, representaba el 47 % del comercio mundial y el 57 % del Producto Bruto Interno. Y compromete a una población de aproximadamente 2,800 millones de habitantes.

Los países que lo integran mueven la economía globalizada y buena parte de ella, entre otros: Estados Unidos, China, Rusia, Japón, Canadá, y en los de nuestras latitudes: México, Perú, Chile.

Su bandera estratégica es el libre mercado, vale decir, hacen suyo el dogma neoliberal. Y no hay, al interior de los voceros, quien o quienes hayan dicho de manera clara y firme, que el libre mercado está generando las condiciones más salvajes de explotación y la cada vez mayor gravedad de la depredación del planeta.

En la mente de los jefes de Estado, las posibilidades del salir de la pobreza y la marginalidad no están en el cambio de modelo, sino en el empoderamiento del conocimiento y la tecnología, y asimismo en capacitar a los emprendedores para que puedan ingresar a la competitividad.

No podemos silenciar y quedarnos en el simple dato económico o en las expectativas que genera este cónclave. Los países altamente desarrollados, incluyendo Rusia y China, para no referir exclusivamente el caso de Estados Unidos, aprovechan su condición de países con tecnologías avanzadas y trabajan en el pensamiento de los jefes políticos, líderes de opinión, intelectuales, la idea que por la vía de la gastronomía, el turismo, se puede crecer. Y, por lo tanto, debemos seguir entregando a "precio huevo" nuestras materias primas.

Lo que no nos dicen es que, después de la segunda guerra mundial, impusieron una nueva forma de dominación: el neocolonialismo económico, político, ideológico, militar y cultural. La APEC es parte de esa estrategia.

No es casual que sea el propio Banco Mundial quien señale:

“Los últimos 20 años China aprovechó su potencial productivo y pasó de ser un productor de mercancías con elevados márgenes de valor agregado a ser uno de los principales jugadores a nivel mundial en todos los ámbitos, ya que sus tasas de crecimiento fueron apoyadas por una elevada demanda de materias primas, energéticos y alimentos”.

En la APEC cada quien tiene asignado su rol ya advertido desde buenas épocas por las ciencias sociales: la famosa división internacional del trabajo. En tanto, este modelo persista, la desigualdad estructural al interior de las sociedades y la ruina del planeta, como consecuencia del afán de industrialización irracional, creará las condiciones para que se levanten las protestas, bajo la demanda legítima de que sí es posible un mundo mejor.

Para que ese pensamiento se convierta en un eje movilizador de los pueblos, requerimos de movimientos de izquierda, progresistas y nacionalistas que piensen, que recuperen su protagonismo.

De ese modo, se separará la paja del grano y se pondrá decir que esos movimientos, que esa izquierda de la que somos parte, requiere mirar el árbol y también el bosque, porque así como estamos parecemos ciegos.


Escrito por

Julio Yovera

Natural de Catacaos, Perú. Es docente investigador en temas de educación, cultura y literatura Ha publicado libros de poesía. Ama la vida.


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